Sospecha de glaucoma es el término utilizado para aquellos individuos en los que el diagnóstico de glaucoma no puede ser confirmado, pero tampoco puede ser excluido en el momento de la consulta. En estos casos, un seguimiento a mediano o largo plazo asociado con una evaluación apropiada pueden ser necesario para revelar la presencia de la enfermedad.
Aunque esta puede ser considerada una situación preocupante, es importante enfatizar al paciente que debe permanecer tranquilo, ya que la incapacidad de establecer el diagnóstico usualmente ocurre en los casos de glaucoma temprano y no en los casos avanzados, en los cuales las alteraciones son más evidentes.
La incapacidad para confirmar el diagnóstico puede deberse a diferentes causas.
El aspecto normal de la cabeza del nervio óptico presenta una amplia variación en la población normal. Y en algunos casos, puede ser dificultoso diferenciar entre un disco óptico con daño glaucomatoso temprano y un disco óptico de aspecto inusual (pero sin enfermedad).
Todos los individuos diagnosticados como sospechosos de glaucoma o con una historia familiar positiva de glaucoma deberían realizar documentación apropiada de la apariencia del disco óptico y el estado de su función visual. Estos exámenes deberían ser repetidos periódicamente, para compararlos en el tiempo en busca de cambios a lo largo del seguimiento a mediano y largo plazo. Junto con otros estudios, determinar la presencia de deterioro de estas variables en el tiempo confirmarán (o no) la presencia de la enfermedad.
El oftalmólogo discutirá con el paciente las ventajas y desventajas de los diferentes abordajes para el manejo de esta condición. En todos los casos el seguimiento a largo plazo es altamente recomendado, y algunos estudios oculares serán necesarios para el monitoreo apropiado.