Como en todas las formas de glaucoma, el daño de órgano final es la cabeza del nervio óptico. Una PIO lo suficientemente elevada dañará el nervio óptico, el cual es la estructura que conecta lo que ven los ojos con el cerebro.
El “ángulo” es la parte del ojo donde el iris se une con la córnea y la esclera. El sistema de drenaje del ojo, la malla trabecular, está localizado en esta región. – Glaucoma de ángulo abierto
En el glaucoma primario de ángulo cerrado, la parte del ángulo donde se ubica el trabeculado está cerrada/obstruida por el iris periférico. Este cierre angular produce aumento de la PIO y daño al nervio óptico. El glaucoma de ángulo cerrado usualmente afecta ojos anatómicamente “pequeños”, en los cuales el confinamiento de las estructuras intraoculares a un espacio limitado, resulta en un segmento anterior abarrotado.
Típicamente afecta más a mujeres que a hombres, y aunque puede ocurrir en cualquier individuo, es más frecuente en ciertos grupos étnicos (por decir, chinos). La mayoría de los casos son asintomáticos, pero muestran algunos síntomas algo intensos. – Cierre angular agudo
El mecanismo más frecuente de cierre angular es llamado bloqueo pupilar, y ocurre debido al bloqueo relativo del flujo del fluido a nivel de la pupila, desde la parte posterior a la anterior del ojo, lo que hace que la presión en la cámara posterior aumente, produciendo un abombamiento anterior del iris y estrechamiento del ángulo.
La diferenciación entre ángulo abierto y ángulo cerrado es importante porque el abordaje del tratamiento es diferente, ya que podemos utilizar procedimientos adicionales para tratar el glaucoma por cierre angular cuando los comparamos con los casos de glaucoma de ángulo abierto.