La gran mayoría de los casos de glaucoma evoluciona silenciosamente, de manera tal los pacientes no notan la pérdida visual hasta que es significativa y está presente en ambos ojos, o asumen que la pérdida de visión es corregible, como sucede con otras condiciones como las cataratas. Cuando la enfermedad se encuentra en estadios avanzados, la mayoría de los pacientes perciben anormalidades visuales. El daño glaucomatoso al nervio óptico es irreversible, por lo tanto, lo que ya se ha perdido no puede ser recuperado.
Las etapas tempranas asintomáticas de la enfermedad y la naturaleza irreversible del glaucoma lo convierten en una de las principales causas de ceguera a nivel mundial. El glaucoma no tiene cura, sin embargo, puede ser tratado; y el empeoramiento del daño glaucomatoso puede ser limitado o aún detenido. Por lo tanto, la detección temprana asociada al tratamiento y seguimiento apropiados puede preservar su visión por el resto de su vida.