Como en todas las formas de glaucoma, el daño de órgano final es la cabeza del nervio óptico. Una PIO lo suficientemente elevada dañará el nervio óptico, el cual es la estructura que conecta lo que ven los ojos con el cerebro.
El “ángulo” es la parte del ojo donde el iris se une con la córnea y la esclera. El sistema de drenaje del ojo, la malla trabecular o trabeculado, está localizado en esta región, la que consiste en múltiples capas de tejido conectivo colagenoso. Los haces trabeculares forman una estructura similar a una red que crea capas con espacios grandes y pequeños entre los haces.
El glaucoma de ángulo abierto, como lo sugiere su nombre, está caracterizado por un ángulo abierto. Nada obstruye el flujo de humor acuoso en su camino hacia el trabeculado, sin embargo, existen anormalidades dentro de los espacios del sistema de la malla trabecular que provocan una resistencia aumentada al flujo del fluido. La presión del fluido dentro del ojo (PIO) se eleva, y habitualmente sin síntomas daña al nervio óptico.